Te vi muy serio y tu cara me recordaba a Fer, tenías el brillo que se ha perdido en su mirada. Te veías muy adorable con el bebé que cargabas en el peto. Volteaba a verte disimuladamente, según yo estaba viendo si llegaba el metro... y llego, entramos por puertas diferentes pero nos echábamos 'las luces' cada que podíamos. Pensé en escribirte un mensaje y decirte "si no hay locas en tu pasado, llámame" pero no traía bolígrafo, sólo me quedaban miradas por el rabillo del ojo.
El final fue lo mejor, sabía que bajabas en la próxima estación y te hice saber q mi viaje continuaba al sentarme en el asiento solitario para una solitaria como yo; ya estabas frente a la puerta y seguías viéndome, yo también, me puse muy nerviosa y me reí. El tren se detuvo, bajaste, me estabas viendo, yo me reía, tu sonreíste, te asomaste mientras la puerta se cerraba y te salude, sólo hiciste cara de "soy un tarado"... y si lo fuiste
tal vez el destino nos ponga en el mismo anden otra vez
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